FÁNTASI
¡Ay! exclama alguien a su lado. Se vuelve y es ella, casi lo roza de tan cerca que está.
¡Carajo, me asustaste! Parpadea
como loco.
¡Ay, ay, ay! ¡Que cada vez que hacés
eso me aplastás entre tus párpados!
¡Te pido mil disculpas!, dice
Berni, pero no puedo dejar de parpadear.
¡Intentalo, por lo menos! exclama la
doncella de capa dorada. Lo mira suplicante y ahora es ella la que parpadea,
pero lenta y seductora. Hacelo por mí,
para que no desaparezca de nuevo…
Bernardino se esfuerza, la mira fijamente, los ojos se le irritan y empieza
a hacer una mueca muy graciosa. Se nota que ella contiene la risa, pero después
frunce el ceño con cara de enojada: ni se
te ocurra parpadear…
¡Ay, no puedooo! De repente,
el puente levadizo se mueve, tomando por sorpresa a Berni, que parpadea sin
querer. Ella se ha ido.
¡NOOOO! Se
despierta en el suelo de la sala, cubierto de vómito y todo meado.
El abuelo Modus Tollens se acerca rápido a su lado. Neno, ¿estás bien? ¿Qué viste?
Abuelo, soñé que eras un mago muy
poderoso llamado Tallus. Y Faun Reshina, la chica de la escuela que me gusta,
era una doncella maravillosa, extraña y fantástica… ¡a la que maté parpadeando!
¡BUAAAAA! Bernardino llora a moco tendido.
No llore, nietito, mi neno, no pasa
nada, fue solamente un sueño de ayahuasca…
Pero la semana siguiente, cuando Berni entra arrastrándose al baño para
lavarse la cara, nota que una de sus lagañas tiene un gran parecido con Faun
Reshina: luce como una doncella de capa dorada, maravillosa, extraña,
fantástica y aplastada.
Marina Melantoni © Todos los derechos reservados.
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